Seamos sinceros con nosotros mismos y con nuestra sociedad. ¿No es verdad que la idea de “lo moral”, en nuestro tiempo, suena como algo antiguo, incluso pasado de moda?
¿No es verdad que la idea de “lo moral” es, en la actualidad como ver una foto muy antigua en colores sepia?. ¿Que fue bonita y estuvo vigente en su momento, pero ahora en el fondo, lo percibimos como algo sin un lugar concreto en nuestro mundo?
O, ¿cómo puede ser que el concepto de “lo moral”, que debiera de ser el más alto referente de nuestro planeta y nuestra civilización, resulte que es distinto para distintos países o culturas? ¿Cómo es posible que algo que pudo ser inmoral hace 100 años, ahora no lo es?
Ésta es la moral de la que comúnmente se habla, es la moral cultural, o la moral del hombre, cuyos parámetros cambian con el tiempo, o con las conveniencias políticas o económicas.
Más allá de esta moral temporal está la Física Moral. Esto es, la moral profunda no basada en principios religiosos, culturales, comerciales, históricos o temporales, sino en la moralidad más profunda, la moral de la naturaleza, leyes eternas tan antiguas como la vida en sí misma, demostrables a través de la ciencia y la física.
La Física Moral no constituye un conjunto de recomendaciones o ideas; está basada en ciertos modos de retroalimentación de energías sutiles, poco conocidas entre el hombre y la Naturaleza.
Estas fuerzas, aunque etéreas, son absolutamente materiales y físicas, y no energías atribuibles a fenómenos supranaturales.
Nos referimos, simplemente, a los pulsos de irradiación fotónica generados por las acciones, pensamientos y sentimientos de las personas, que abandonan sus cuerpos físicos internándose en el Universo a una velocidad equivalente, por lo menos, a la de la luz.
El mecanismo físico de la moral se refiere a la condición especialmente femenina de la Naturaleza, que, como un útero cósmico, concibe los pulsos de fotones emanados de las personas, que portan la información vibratoria de sus particulares pasiones, para devolverles equivalentemente a lo que de ellas ha salido.
Cada individuo está conectado, por hilos invisibles, a la totalidad del Universo y lo que deposita vibratoriamente en la creación le es devuelto aumentado, tanto si es positivo como negativo. La moral no es más que una relación de causa y efecto del eterno devenir vibratorio y energético entre el sujeto y el Cosmos.
Nunca nadie habría imaginado que la moral puede constituir una poderosa herramienta para ser exitoso en la vida, y esto porque aquél que actúa de acuerdo a una moral superior entra en armonía con la Naturaleza.
El percatarse de que el éxito y la felicidad dependen en gran medida de la conducta moral intachable concede una gran fuerza interior para actuar de acuerdo a una ética superior.
Cada hombre o mujer que actúe de acuerdo a las pautas de la Física Moral experimentará los beneficios de la armonía interna que produce un corazón sin ira, envidia ni resentimiento, y la renovada felicidad de vivir en perfecta concordancia con la Naturaleza.